martes, 28 de abril de 2009

Notas de color y movimiento


Casi desde los comienzos del cine, hace ya mas de 100 años con las primeras proyecciones de los hermanos Lumiere, la música ha tenido una importancia fundamental. Ha dejado de ser solamente complemento de la imagen y se ha convertido en parte indispensable para que el llamado “Séptimo Arte” sea como lo conocemos hoy.

La música creada para el cine, también conocida como Banda Sonora (Soundtrack), se ha convertido en todo un género; que ha dado verdaderas obras de arte. Mucha gente se pregunta si habría sido igual de impactante La Guerra de las Galaxias (Star Wars), de George Lucas o Tiburon (Jaws), de Steven Spielberg, sin las partituras de John Williams, El extraño mundo de Jack (The nightmare before Christmas), de Tim Burton sin la música de Danny Elfman, o si Ridley Scott hubiera podido crear esos ambientes exquisitamente melancólicos en el Cazador de Androides (Blade Runner), sin la participación de Vangelis. Probablemente no, aunque una afirmación asi quedará siempre en el terreno de la especulación.

La música ha sido también inspiración de muchos cineastas para crear desde una escena hasta una pélicula completa; basando la historia en una canción, la obra de un artista o el retrato de algunos aspectos de su vida. Podemos recordar un buen número de producciones desde biográficas hasta surrealistas, inspiradas por la obra musical de The Beatles. A finales de los ochenta The Doors, de Oliver Stone, fue un buen intento de mostrar una parte de la compleja personalidad de Jim Morrison; y recientemente Martin Scorsese no pudo resistir, y en 2008 realizó el documental Shine a Light, sobre el grupo de rock Rolling Stones.

Como en casi todo, en México no nos quedamos atras. También hemos tenido películas memorables donde la música tiene un papel especial, o bien, basadas en nuestros artistas. Sería casi imposible recordar a nuestro ídolo del pueblo Pedro Infante sin el silbidito característico del tema “Amorcito Corazón”; o cualquier película de charros sin los duelos de versos, donde hacían gala de ingenio y picardía. Aunque también hay que mencionar los intentos poco afortunados por hacer cine biográfico, como las producciones mostranto la vida de Álvaro Carrillo y José Alfredo Jiménez.

Entonces la música es, y seguirá siendo el complice perfecto de las imagines en movimiento, ya que en el cine actual nos es casi imposible imaginar batallas épicas entre miles de guerreros con armaduras y espadas sin el acompañamiento de una orquesta sinfónica; o de paisajes espaciales donde los sintetizadores y procesadores hacen un ambiente único que nos atrapa y nos lleva a mundos inimaginables, donde la experiencia esta llena de color y fantasia.

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